"El cuerpo y el gesto, la música –que va desde lo clásico hasta llegar al jazz– y las luces, los actores y sus objetos, se unen en un experimento teatral atractivo y diferente".
Revista Semana, Bogotá, 21 de abril de 1987.
"No es exactamente teatro de dramaturgia, sino adaptación para la escena de un relato que tiene implicaciones sicológicas, orientadas hacia el desastre que significan la vejez, la pobreza, la soledad. Las mejores capacidades escénicas, de integración gestual a un texto sin palabras, es decir de la mímica elevada a las alturas de Marcel Marceau, la realizan los dos hermanos colombo-suizos Heidi y Rolf Abderhalden".
Maruja Vieira. El Nuevo Siglo.